Año 3


Mi Mochila

Ignacio Molins


¡Buenas! Volvemos a estar aquí una vez más, hace ya tres años que mi vida cambió. 36 meses, 1.095 días, 26.280 horas... Hasta ese momento tu mochila y la mía se parecían. Pero a partir de entonces, mi mochila de repente se hizo muy pesada pues además de cargar con los problemas que todos podemos tener a los 17 años cargo en mi mochila una lesión medular. 


Sufrí sin previo aviso ni permiso, un infarto en la médula espinal. Para explicaros con más detalle de que se trata voy a hacer uso del mismo dibujo de la conferencia del año pasado. En éste podemos ver cómo desde nuestro cerebro y a través de la médula enviamos las órdenes a nuestras extremidades. También como nuestro corazón, arterias y venas se encargan de alimentar con nutrientes a través de la sangre a todas las células de nuestros órganos, entre ellos las de la médula. Lo ocurrido el 7/2/13 fue un infarto, una embolia, una obstrucción de una de las arterias que alimenta la médula espinal. Provocando así la muerte de muchas neuronas, células no reproducibles. La consecuencia ha sido una parálisis, de cintura para abajo, más afectada en el lado izquierdo y una alteración de la sensibilidad en ambos lados. 

Todo esto que parece tan complicado es lo que resumimos con la palabra "minusvalía" o "discapacidad". Términos que a nosotros no nos gustan. Tuve hace tiempo un profesor de tiro con arco, deporte adaptado, que decía: "los verdaderos minusválidos somos los que no nos damos cuenta del valor que tienen todas las acciones. Vosotros le dais muchísimo valor a cualquier movimiento, por muy pequeño que sea. Por ejemplo, el simple hecho de apagar el despertador por las mañanas. Hay mucha gente que no puede hacerlo, y por ello les llamamos minusválidos, pero... ¿no seremos nosotros los verdaderos minusválidos, ya que no nos damos cuenta del valor que tiene poder hacerlo?"  La minusvalía es algo con lo que algunos hemos de convivir de por vida y solos. Ya que no hay nadie que entienda lo que sentimos, ni nosotros tenemos forma perfecta de expresarlo. Lucho para que me entiendan sabiendo que nunca lo harán. Como el Espanyol en la liga, luchan sabiendo que nunca la ganarán. Es una lucha perdida de antemano. El minusválido vive solo en su desgracia eternamente.

Esa reflexión me hizo pensar...  Todos somos minusválidos, o discapacitados, porque tenemos defectos, no somos perfectos. Pero también todos somos súpervalidos, porque tenemos virtudes. Lo importante es darle más importancia a nuestras capacidades y no a nuestras discapacidades. 

Volviendo a mi lesión medular quiero remarcar el hecho de que fue, como he dicho antes, sin avisar y sin permiso. Y es que después de tres años todavía nadie sabe decirme la causa que la produjo. De hecho, los infartos medulares solo se dan en personas de edad adulta. Casos como el mío, a mi edad, son realmente muy raros.
 
Retomemos la idea de la mochila. Como decía yo llevo una mochila de dimensiones más grandes y peso más elevado. Todos tenemos nuestra propia mochila. Sin embargo, ello provoca curiosidad y preocupación en los demás por querer ayudarte. Al principio todos querían saber por qué llevo una mochila tan grande. Eso me crea seguridad de saber que hay gente a mi lado. Pero al cabo de un tiempo, todos se acostumbran a verte con esta mochila y llega a convertirse en algo normal. Por un lado, eso tiene un aspecto muy positivo, el de que las personas somos capaces de adaptarnos a situaciones adversas sin discriminar al afectado. Pero por otro lado tiene el aspecto negativo de que también provoca el hecho de que la gente deja de preocuparse por ayudarte a cargar la mochila, que sigue pesando mucho. Y te das cuenta de que es trabajo tuyo y responsabilidad tuya cargar con ella. Te das cuenta de que cada uno tiene su propia mochila, unos más grande que otros, si, pero nadie se libra de cargar con algún peso. Por tanto, sería egoísta ignorar la mochila del prójimo al pedir que te ayude a soportar la propia. Todos tenemos nuestros problemas, todos tenemos nuestras preocupaciones y todos entre todos debemos respetarlas y nunca prejuzgarlas. Tu mochila es una carga que debes llevar en todo este difícil camino que es la vida, lleno de injusticias y dificultades. 

Todo esto no quita que, evidentemente haya momentos buenos y muy felices. De hecho, debemos aprender a exprimir todo lo bueno de las cosas malas que nos pasan. Hemos dicho que la mochila cuantos más problemas, más grande es. Pues eso quiere decir que también más espacio tendrás para guardar cosas buenas. De todo lo malo salen experiencias buenas. Para empezar, la madurez, la sabiduría y la valentía de enfrentarte de cara a la odisea. Hacen falta días malos para darse cuenta de los buenos, que son el resto.
 
Esto me obliga a pediros que os esforcéis, y mas ahora en la edad adolescente, que cuesta mas, en sonreír. Sonreír a la vida. Nadie tiene la culpa de tu problema. Sonreír a tu madre. Sonreír a tus hermanos. Sonreír a tus amigos. Sonreír al de la calle. Sonreír al marginado. Sonreír... ¡a tu enemigo! Os invito a que cuando estéis en compañía de alguien dejéis los problemas de lado y sonriáis.

Hablando de mi, mi lesión me ha abierto nuevas puertas en mi vida. Me ha hecho renacer a una vida en la que no le tengo miedo al futuro, valoro mucho más a las personas que me quieren. Me da la oportunidad de ser un escaparate. Me da la oportunidad de estar hoy aquí con vosotros y promover las buenas obras.
 
Además, mi lesión me da ciertos privilegios, como por ejemplo... no he de hacer ninguna cola. En las discotecas voy directo a la entrada y le digo al portero que soy minusválido y siempre me deja pasar por la entrada vip. También, como ya sabéis tenemos un lavabo mas grande y normalmente mas limpio, aunque en los aeropuertos en vez de 'Lavabo Minusválidos' hay gente que entiende 'Terraza fumadores', pero bueno... También tenemos sitios muy buenos en conciertos, estadios o cines. Pero el mayor privilegio que me da mi lesión es el de poder ser una persona más visible y tener la oportunidad  de dar ejemplo, algo que intento hacer hoy aquí, en mi programa de TV3 "Capacitas", y en mi libro, si es que consigo acabarlo...
Decía antes que mi mochila es más visible. Este hecho me ha dado la oportunidad de disfrutar de momentos muy graciosos. He titulado esta sección como 'Frases de niños (o no tan niños)', como en 'El Hormiguero':
1º. ¿Cómo juegas al futbol? - Con la scooter.
2º. ¡Tío! Ya llevas tres años... ¿los médicos no dicen nada? - Si, pero no les hago caso.
3º. Tu lo que eres es un vago - Y tu intelectualmente muy flojo, ¿no? 
4º. Lo de la scooter es 'postureo', ¿no? - Y tu cerebro también, supongo... porque no lo usas.
5º. ¿Eres cojo de nacimiento? - Momento incomodo.
6º. ¿Te puedes meter en la piscina?¿no te ahogas? - Si puedo, de hecho al haber menos gravedad estoy muy cómodo.
7º.  ¿Te podrás mover? ¿Eres paralítico? - Ya me muevo, ¿Podrás pensar? ¿Eres tonto?
8º. Me dijeron que es autista y que por eso se ha convertido en paralítico - Bautizada como la mejor de todas.
9º. ¿Es un virus?¿contagia? - Sin comentarios.
10º. ¿Qué te ha pasado? - No sabes donde te has metido... "Sufrí hace 36 meses una embolia en la arteria Adam Kiewicz que infartó la médula espinal a la altura de la décima dorsal provocando sin remedio una lesión de parálisis desde dicha vertebra en sentido descendente. ¡Pero estoy bien!"... "Me hice daño en la pierna jugando a basket, pero ya queda menos"
 
Vemos por tanto que en mi lesión se le añade el hecho de que es singular y no se la asocia con la verdad, ya que es ignorada. Me ves y piensas mil cosas antes de infarto medular, bueno... de hecho lo de infarto medular ni lo piensas. Pero lo que os quiero decir es que soy un minusválido pero no  lo parece. Y eso le añade un plus de dificultad. Tanto en aceptación pública como personal de la realidad. 
Ya para acabar. Solo quiero decir dos ideas de fondo. La primera, que no le tengamos miedo al futuro, lo que tenga que pasar pasará, y ni Dios ni nadie lo podrá cambiar. Es lo que pasa por vivir en un mundo imperfecto y con una imperfecta libertad. La segunda es que no valoras lo que tienes hasta que lo pierdes. ¡Valoremos pues todo lo que tenemos, que seguro es mucho! y disfrutemos y seamos agradecidos en este mismo instante. E incluso valoremos nuestras mochilas porque ellas son lo que realmente nos hacen humanos y personas únicas. 

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