Año 2

Conferencia 7/2/15 a los alumnos del colegio Viaró


La Lesión Como Un Regalo

Ignacio Molins


 

Hoy hace dos años que sufrí un infarto medular, y como ya hice hace exactamente un año, he venido a hablaros de esta, mi experiencia.

Como todos sabéis, el sistema circulatorio lleva los nutrientes a través de la sangre a todas las células del cuerpo. Desde el corazón hasta los órganos, como la médula.

El sistema nervioso está compuesto de unas células especiales llamadas neuronas. Cuando en el cerebro se da la orden para mover un músculo, esta orden pasa de neurona a neurona y viaja por la médula, hasta llegar al músculo . ¡Muy bien! ¿y a mí que me pasó? Pues lo que pasó es que por razones desconocidas, una de las arterias que va a unas neuronas de la médula se cerró, dejando así sin sangre a estas neuronas, por lo tanto sin oxigeno, y matándolas. Como sabéis las neuronas son las células mas chulas del cuerpo pero algo malo han de tener y es que no se regeneran como el resto de células.  Eso significa que neurona que muere, neurona menos. Entonces tenemos a este grupo de neuronas muertas. La orden del cerebro queda interrumpida cuando llega a la zona muerta y, por tanto, a los músculos no les llega la orden de moverse. En mi caso esto solo afecta a la pierna izquierda y no a la derecha.

Pero una lesión medular no es sólo no poder mover una pierna o un brazo, sino también supone la pérdida de sensibilidad en ellos. Es más, la zona con la sensibilidad afectada puede ser mayor que la zona con la movilidad afectada. Por ejemplo, yo muevo al 100% la pierna derecha pero en cambio la sensibilidad la tengo alterada de ombligo para abajo en las dos piernas por igual. No siento ni frío ni calor, ni dolor externo, aunque si interno, o sea un corte o golpe no, pero agujetas y fatiga sí.

Además está la espasticidad. Cuando no mueves un músculo durante mucho tiempo, el cuerpo es tan sabio que activa un sistema independiente del sistema nervioso, que lo que hace es contraer el músculo muy fuerte para que no se atrofie. Eso al cabo de unos minutos puede doler bastante. La espasticidad es algo con lo que me tengo que enfrentar cada día. Me puede aumentar o disminuir según haga frio o calor, llueva, esté más nervioso, tenga fiebre...

En fin, lo que os intento transmitir es que una lesión medular es algo que te hace débil en general. Por ejemplo, cuando yo estoy constipado o cuando hay un cambio meteorológico muy brusco yo noto más espasticidad e indirectamente más dolores y cansancio anímico.

Como yo puedo caminar, aunque ayudado con un bastón, es muy fácil que los que no me conocen o vosotros mismos q me veis día a día no os deis cuenta de esto.

Hay una anécdota que siempre explico: Hace unos meses fuimos a un restaurante con mi familia y el camarero que nos atendió, muy simpático, en el momento de irnos nos acompañó hasta la puerta y vio que yo andaba con bastón. Entonces me dijo "¿qué te ha pasado?" y yo le respondí "bueno... tibia y peroné"... pues claro, no le iba a decir al pobre camarero, que me había preguntado pensándose que yo tenía un esguince, que lo que en realidad me había pasado era que había sufrido un infarto medular, porque no hubiera entendido nada y hubiéramos pasado los dos un mal rato. Con mi respuesta yo quería evitar dar largas explicaciones y escuchar palabras de consuelo. Pero entonces el camarero me respondió diciendo: "¡Es verdad! ya había visto este plástico antes",  refiriéndose a mi férula, "Va muy bien. Tranquilo, yo me lesione jugando a básquet y estuve un año con el tobillo mal. Tú seguro que te recuperas dentro de poco". O sea, ¡el tío se acababa de inventar que mi férula era perfecta para tibia y peroné! Y aún encima, me consolaba diciendo que él estuvo un año. Lo que este camarero no sabía es que lo mío es para toda la vida. Pero bueno, esto venía porque la gente se confunde con mi lesión pensando que es un esguince o algo así. Aunque también he de decir que mejor que sea así, porque sería muy incómodo si todo el mundo te mirára con ojos de pena. La verdad es que eso significa que doy una imagen de que estoy bien, por tanto, estoy bien.

Después de dos años empiezo a comprender. Tengo bastante aceptada mi lesión, así que me gustaría intentar explicaros... por qué hay sufrimiento en este planeta. Ahora me llamareis un montón de cosas, pero es que la única manera de encontrarle algún sentido a la enfermedad es con Dios.

Un día, mi tío, el Mn. Joly, me comentó un párrafo del evangelio de San Juan (15, 1-2) que dice:

"Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto lo poda para que dé más fruto. "

Dios no se contenta con una entrega a medias. La contradicción y las dificultades son como una poda para que los suyos den más frutos. Aquí podemos ver una explicación del porqué del sufrimiento: Él te exige, porque eres sarmiento que da fruto...y te poda para que des más fruto.

Los enfermos sufrimos como también sufrió Jesús, sufrimos por él y en él. Como decía San Jose Maria: "Claro! Duele ese cortar, ese arrancar. Pero luego, qué lozanía en los frutos, qué madurez en las obras".

La enfermedad, si quieres, te puede dar mucho y si todo eso lo aprovechas para darte a los demás, la enfermedad no es una debilidad, sino que es un don. Por eso los enfermos somos regalos para la sociedad, regalos que hay que cuidar.

Os voy a hacer una pregunta: ¿Por qué a mí y no a vosotros o a ellos? ¿Por qué yo? ¡Dios! ¿Por qué a mí? Yo, que soy de Viaró, que llevo toda mi vida yendo a misa todos los domingos, yo que te he intentado querer siempre ¿Por qué yo? Esa es la gran pregunta, la pregunta del millón, la pregunta... sin respuesta. Y es que todos los enfermos nos hemos hecho la misma pregunta, pero… lo cierto es que Dios no dice “A Ignacio le iría bien un infarto medular...¡Ale!” y te lo envía. ¡No! Las enfermedades son fallos de la naturaleza, aleatorios, me podría haber tocado a mí como a cualquiera, es el azar. Pero lo que sí que hace Dios es dejar que ocurra, y de eso le culpamos los enfermos. Pero esa no es la manera correcta de enfocarlo, no hay que mirarlo de esa forma. Al revés, totalmente lo contrario. Hay que, incluso, dar gracias de que hayas sido tu y no un familiar o amigo el que haya pasado por eso y darte cuenta de que, con una enfermedad como ésta, puedes hacer mucho bien y puede ser una fuente segura de santificación. He de dar gracias al señor por contar conmigo para hacer el bien, para ayudarle en su obra de salvación.

La enfermedad me ha ayudado a apreciar a los demás, a ser mejor persona, más humilde, ya que no es fácil aceptar que necesitas ayuda. Todos tenemos nuestro punto de orgullo y nos gusta ser autosuficientes.

También me ayuda para ser más sensible y ver el sufrimiento de la gente con mucha más facilidad. Saber lo que necesita cada uno y cuando lo necesita. Me ayuda a pensar más en los demás.

También me ha ayudado a no tenerle miedo al futuro y a aceptarlo tal y como será, que no lo sé, sólo Dios lo sabe.

Y es que sólo de esta forma le podemos dar sentido a la enfermedad, si no, nos amargaríamos. ¡Y la de enfermos amargados que hay encerrados en sus casas! Sin un ápice de fortaleza ni paciencia, y culpando de todo a todos, en fin, amargados. Pero lo que no saben es que amargándose no van a solucionar nada. No hay nada que podamos hacer, eso está claro, pero lo que sí que puede cambiar es nuestra manera de afrontarlo. Es cuestión de ver el vaso medio lleno o medio vacío, es cuestión de optimismo, y para optimismo también os he traído una anécdota:

Estoy aprendiendo a jugar a tenis adaptado con otras personas que también van en silla de ruedas. Hace unos días, en un entreno, un compañero llegó y le saludé diciéndole: " Hola, ¿qué tal? Y él me respondió: " Bien...con una lesión medular..." a lo que yo le dije: "Bueno..., podrían ser dos" Algo casi imposible, ¡claro!

En resumen... la idea que os quiero transmitir con esta conferencia es que la enfermedad puede ser un regalo, primero para el que la sufre, ya que te puede hacer mejor persona. Aceptas la enfermedad y la vives como un camino de superación. Y segundo, la enfermedad puede ser un regalo para los demás ya que te da la posibilidad de ayudar a otras personas. Porque discapacidad es igual a visibilidad. Se nos ve más, voy con la scooter, camino con un bastón... Esto nos da la posibilidad de destacar y de poder ser un buen ejemplo para los demás. Esto, a la vez, es una gran responsabilidad, que yo ya estoy ejerciendo aquí hoy con vosotros. También cuando grabé el programa de tv3 "Capacitats", que lo podéis ver en mi web. También por eso estoy escribiendo un libro, aunque puede que tarde unos años en acabarlo... llevo tres páginas de word.

Ya para acabar, quiero remarcar que mi secreto para convivir con mi discapacidad es no darle importancia a lo que no puedo hacer sino a lo que sí puedo hacer, a mis capacidades, tanto físicas como mentales.

 


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